El lago

Paisaje fantástico nocturno

Continuaba su largo y penoso camino hacia el norte, hacia su tierra natal. El territorio, completamente virgen, era de una belleza impresionante. Dos interminables cadenas montañosas se entrelazaban en ese lugar para formar un precioso valle, con un lago de aguas cristalinas en el centro. La noche sería clara y el cielo estaría completamente despejado, dejando miles de puntos brillantes en su oscuro manto.

– Será mejor que busque un refugio para pasar la noche.- Se dijo para sí misma. El sol se estaba ocultando, anunciando el final de un largo y triste día…

Encontró una pequeña cueva natural, donde poder encender una hoguera. Cortó unas ramas con su daga y preparó un precario catre cubierto de hojas. Debía encender un fuego para alejar a las posibles bestias de la noche. Observó el precioso lago, que había dejado de reflejar el sol y vio cómo algunos animales se acercaban a la charca a beber desde la otra orilla.

– Al menos los depredadores no estarán a este lado …- Pero tampoco podría cazar para saciar su vacío estómago.

Fue en este momento de tranquilidad cuando se dio cuenta de lo cansada que estaba. Tenía cortes en las piernas, el pelo enmarañado y ampollas en las plantas de los pies. Necesitaba urgentemente un descanso, además, su estómago rugía pidiendo algo que echaba de menos desde hacía muchas horas.

Con gran esfuerzo, se acercó al agua. Encontró algunos frutos que hacía años que no veía, lo que le trajo una gran nostalgia. Sació su sed por completo, y consiguió engañar a su feroz estómago por unas horas más, así que se dirigió a su pequeño refugio. Todos sus pensamientos se nublaban, presa del cansancio, mientras volvía.

Encendió una pequeña hoguera, con unas hojas secas y algunas ramas y se dejó caer en su nueva cama… Observó la luna una vez más y cerró los ojos.

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